
El control consistió en tres fases: la primera consistía en realizar un calentamiento para una competición impartido por el maestro Juan Clemente Rico; la segunda era una competición a ‘punto de oro' donde los judocas partían con 0-0 en el marcador y una hipotética amonestación, lo que les anulaba cualquier margen de error a la vez que el punto mínimo les daba la victoria; la tercera era una ronda de preguntas sobre el reglamento a los árbitros haciendo extensivos los comentarios y dudas a los entrenadores y oficiales de la federación. La Jornada fue calificada como "muy positiva" por parte de los clubes.