miércoles, 28 de mayo de 2014

COMPARTIR LO DE UNO

Jueves, 22 de Mayo de 2014
“Lo que uno tiene o sabe debe compartirlo con otros”
Entrevista a Juan Carlos Yamamoto, sensei de Judo.
Juan Carlos Yamamoto es judoca, pero, sobre todo, un formador de personas, de grupos, a quienes les inculca valores para que los practicantes sean personas de bien. A los 57 años, con 43 de práctica, se encuentra en gran forma y en su plenitud como judoca y como sensei, y, casi como una filosofía que hace hincapié en el recorrido, más que en el resultado, él  resalta que hay que “ser paciente y no demasiado ambicioso. Los resultados, tanto individuales como grupales, deberían llegar en forma natural a través de una práctica correcta”.

-¿Como fueron sus comienzos en el judo y por qué?
-Comencé la práctica a los 14 años, en un club de Escobar, provincia de Buenos Aires. En la época en que me inicié, las artes marciales japonesas (budo) eran las que tenían mayor difusión, mientras que las coreanas o chinas se encontraban en sus inicios, especialmente en la provincia. De todos modos, fui descubriendo su verdadera dimensión a través de la práctica  a lo largo del tiempo
-¿Quien fue y es su referente en el Judo?
-Mi referente ha sido el profesor Hideki Soma, actualmente retirado de la práctica activa de la disciplina. De él aprendí casi todo lo que sé. Le estoy muy agradecido, a pesar de que distintas circunstancias me han alejado de él.
-¿En qué manera lo ha marcado este arte marcial?
-Cuando empecé, era el más chico en edad en el grupo, y me sentía muy cuidado por mis compañeros. Luego, los compañeros más avanzados me impulsaron a practicar también en la Capital, donde concurría al colegio secundario. Así, en algún momento, llegué a practicar seis días a la semana y, excepcionalmente, siete, ya que había un club en Don Torcuato que practicaba los domingos.
-¿Y cómo se consideras como judoca?
-Me considero un judoca técnicamente mediocre, con cierta disciplina y, especialmente, como alguien que disfruta practicando y enseñando.
-¿Y como Sensei? 
-Me considero un buen formador de principiantes y armador de grupos. A los alumnos les inculco el principio de perseverancia, disciplina y, sobre todo, de respeto mutuo. El hecho de ser nikkei y estar difundiendo un arte marcial japonés en una institución como COA (Centro Okinawense en la Argentina), es algo que me impulsa a dotar de un valor agregado a las prácticas que lo diferencien de una práctica de cualquier deporte de combate realizado en un club de barrio común.
-¿Como fue el proceso de pasar de ser alumno a empezar a enseñar?
-Fue un proceso natural que inculca la propia disciplina y el sentido de respeto y solidaridad; lo que uno tiene, o sabe, lo debe compartir con otros. Es algo que empecé haciendo en forma temprana: enseñando en Escobar lo que aprendía en Capital.
-¿Y hasta ahora, qué le ha dejado el judo?
-Ser paciente y no demasiado ambicioso. Los resultados, tanto individuales como grupales, deberían llegar en forma natural a través de una práctica correcta.
-Luego de tantos años de práctica, ¿qué busca o persigue?
-Ser gente de bien y poder seguir practicando y enseñando judo.

El respeto mutuo

Por Juan Carlos Yamamoto
En el judo, como en otras disciplinas del Budo (artes marciales japonesas), se busca, a través de su práctica, la formación integral de las personas, inculcando valores que rijan su comportamiento, no solamente en el ámbito del Dojo, sino también en la vida diaria.
Por ello, en el judo no basta solamente con el cumplimiento estricto de las reglas de combate y de los principios del juego limpio, sino que el judoca debe cumplir un código de conducta que rija su comportamiento en la sociedad.
Aunque el judo es una disciplina individual, el entrenamiento es una actividad eminentemente colectiva donde resulta muy importante contar con buenos compañeros para el desarrollo como judoca.
Por consiguiente, el respeto (mutuo) es el valor fundamental que debe regir el comportamiento del judoca, del que derivan otros valores tan importantes como son la solidaridad y la humildad (si somos respetuosos, seguramente seremos también solidarios y humildes).
Es función (casi una obligación) de los instructores y de los practicantes avanzados transmitir estos valores a los principiantes y practicantes menos avanzados, y debe hacerse, más que nada, desde la actitud (el ejemplo) que con las palabras. 
Diario LA PLATA HOCHI