Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio
La Nación
Por: Juan Manuel Trenado
No hay manera de decirlo con sensibilidad. No se puede, en este caso, evitar que los atletas o dirigentes se sientan heridos. Así que lo mejor es ir sin rodeos. En el deporte argentino nadie está libre de culpas para arrojar la primera piedra. En nuestro país no existe un dirigente que no haya tenido que jugar con los reglamentos para que la rueda siga girando. Y, antes de que lluevan las acusaciones, tampoco hay periodista que no se haya guardado una información por no tener pruebas suficientes para denunciar una maniobra fraudulenta.
Los 138 atletas que viajarán a Pekín son el número más bajo desde Barcelona 1992, pero no es significativo. No hay tendencia negativa o positiva. Si el hóckey sobre césped de varones se clasificaba -y estuvo a segundos de lograrlo-, la estadística quedaba en el olvido. Tampoco hay variantes en las posibilidades de nuestra delegación. Son parecidas a las de Atenas 2004: básquetbol, fútbol, tenis, vela...
Todo sigue igual. El dinero que el Estado le da a los atletas no alcanza y la infraestructura es deficiente. A lo sumo, los aportes estarán mejor o peor administrados. Y los atletas, en su mayoría, no tienen nivel internacional. ¿A quién culpar por eso? Tal vez a nadie, tal vez a todos. Así es como estamos hoy. Estos son los recursos y no hay fórmulas mágicas.
Hay federaciones que cometieron graves faltas dirigenciales y hoy sus atletas siguen pagando los castigos (remo, natación, taekwondo, etc.). Se quejan los dirigentes, se quejan los atletas. Todos dicen tener razón.
La Argentina presentó una numerosa delegación en los Panamericanos de Río 2007 y le preguntaron a Julio Casanello, titular del COA: ¿por qué permitir la participación a los que no tienen posibilidades de ganar medallas? Y respondió: "Porque consiguieron la clasificación y están en su derecho". ¿Temen sufrir juicios si no los aceptan a todos?
Ciertos países, por política deportiva, no envían atletas con marcas "B", y solo mandan a los que tienen registros "A". La Argentina perdería unos 20 participantes con ese criterio. Pero aún los que saben que no tienen la más remota chance, se desviven por viajar. Eso son los Juegos Olímpicos: competir, no ganar. Aunque esto último es lo que más nos gusta a todos.
Hay deportistas que tienen muy buenos ingresos, pero se quejan porque "el colchón está duro" , cuando en realidad, quieren decir que "la Secretaría de Deporte no me pagó una gira" . Ese viaje, tal vez, hubiera sido ideal, pero no hubiera modificado sus nulas posibilidades en Pekín. También tenemos muchas cosas buenas. Talento, esfuerzo, pasión. Aunque no alcance. Pero nuestra tendencia, de un lado y de otro, suele ser negativa. Así está nuestro deporte. No tenemos estructura, ni una cultura olímpica desarrollada. Y nada de lo que digamos va a cambiarlo. Al menos no por ahora.